smeagol
05-27-2005, 09:39 PM
This article appeared a one of Argentina´s most important newspapers. It's about Manu, and how he has become one of Argentina´s most popular athletes.
Manu Ginóbili se distancia de todos
Por Claudio Mauri
De nuestra Redacción
Además de contar hechos, el periodista suele tener la tentación de anticiparse al futuro, de arriesgar pronósticos que salen de la combinación de los indicios con la intuición. Muchas veces se corre el riesgo del apresuramiento o de la sobrevaloración. Desde muchos sectores se señalaron esos dos defectos cuando entre 2002 y 2003, con la obtención del subcampeonato mundial de basquetbol y el título de la NBA con San Antonio Spurs, a Manu Ginóbili se lo ubicó en camino a la galería de los grandes deportistas argentinos, junto con Maradona, Fangio, Vilas, Monzón y De Vicenzo. Su extraordinario desempeño en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 le hizo definitivamente un lugar en esa lista selecta.
Manu no sólo no defraudó las expectativas, sino que las potenció progresivamente. No para de maravillarnos. Su dimensión de atleta creció tanto que en la actualidad le saca un campo de distancia al resto como deportista N° 1 de nuestro país.
En ninguna disciplina hay alguien que le haga sombra. Se pueden encontrar exponentes competitivos y de valía internacional, pero ninguno es tan completo ni irreprochable como Manu. El talento y el desarrollo de las capacidades propias le dan forma al deportista estelar, pero la inteligencia y la personalidad también cuentan mucho. Estos últimos atributos acompañan a Ginóbili para, por ejemplo, evitarse choques de egos y vanidades como los protagonizados por Gaudio y Coria, o peleas a los golpes con compañeros como ocurrió con Tevez en Corinthians. Por citar tres casos de deportistas que podrían discutirle el reinado nacional al bahiense.
El carisma, la magia y la valentía basquetbolista de Manu crearon una especie de hinchas en el país, la de los ginobilistas, gente entendida en la materia del juego o que sólo conoce sus rudimentos, que queda fascinada por igual con la revolución que causó en un deporte que tiene su predicamento nacional, pero que nunca había alcanzado la figuración internacional de los últimos años. Manu es el buque insignia de una generación de jugadores que contribuyó a este especacular reposicionamiento. Un elegido de Dios, en definitiva. O un prodigio de cuerpo y mente para agnósticos y no creyentes.
Manu Ginóbili se distancia de todos
Por Claudio Mauri
De nuestra Redacción
Además de contar hechos, el periodista suele tener la tentación de anticiparse al futuro, de arriesgar pronósticos que salen de la combinación de los indicios con la intuición. Muchas veces se corre el riesgo del apresuramiento o de la sobrevaloración. Desde muchos sectores se señalaron esos dos defectos cuando entre 2002 y 2003, con la obtención del subcampeonato mundial de basquetbol y el título de la NBA con San Antonio Spurs, a Manu Ginóbili se lo ubicó en camino a la galería de los grandes deportistas argentinos, junto con Maradona, Fangio, Vilas, Monzón y De Vicenzo. Su extraordinario desempeño en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 le hizo definitivamente un lugar en esa lista selecta.
Manu no sólo no defraudó las expectativas, sino que las potenció progresivamente. No para de maravillarnos. Su dimensión de atleta creció tanto que en la actualidad le saca un campo de distancia al resto como deportista N° 1 de nuestro país.
En ninguna disciplina hay alguien que le haga sombra. Se pueden encontrar exponentes competitivos y de valía internacional, pero ninguno es tan completo ni irreprochable como Manu. El talento y el desarrollo de las capacidades propias le dan forma al deportista estelar, pero la inteligencia y la personalidad también cuentan mucho. Estos últimos atributos acompañan a Ginóbili para, por ejemplo, evitarse choques de egos y vanidades como los protagonizados por Gaudio y Coria, o peleas a los golpes con compañeros como ocurrió con Tevez en Corinthians. Por citar tres casos de deportistas que podrían discutirle el reinado nacional al bahiense.
El carisma, la magia y la valentía basquetbolista de Manu crearon una especie de hinchas en el país, la de los ginobilistas, gente entendida en la materia del juego o que sólo conoce sus rudimentos, que queda fascinada por igual con la revolución que causó en un deporte que tiene su predicamento nacional, pero que nunca había alcanzado la figuración internacional de los últimos años. Manu es el buque insignia de una generación de jugadores que contribuyó a este especacular reposicionamiento. Un elegido de Dios, en definitiva. O un prodigio de cuerpo y mente para agnósticos y no creyentes.